Desperté en la noche con la
sensación de haber dormido demasiadas horas. ¡Faltaba tanto para amanecer! Las lágrimas brotaron. Quizá fue una pesadilla
y ya la había olvidado. Dolía. Encendí la luz. La apagué, dispuesta a dormir,
pero el frío en mis manos y pies no eran buena compañía, solo soy buena
compañía en verano. Cerré los ojos temblando y te vi. Ya no recordaba esa
sensación, eso de no estar sola. Entonces ardió mi habitación a la temperatura que
desprendes cuando es endiabladamente insoportable tenerte tan cerca.
viernes, 6 de enero de 2017
miércoles, 4 de enero de 2017
Esas sombras
No pensé odiar la luz, ni tantas transparencias.
Yo, de piel tostada,
salada.
Soldado de oscuridades marinas.
Confinada en la costa.
Tanta luz no me deja ver tus ojos.
No puedo leer tus
labios.
Esas que te rodean
torturan mis sombras.
Me acorralan.
Te endiosan.
¡Tengo un plan! ¡Sí!
Llevarte a esa orilla, si te atreves, y robarte un beso.
Sin importarme jamás las consecuencias.
Rosy Robayna C. (04/01/2017)
martes, 3 de enero de 2017
Doquiera que esté Mi memoria.
Canté
el arrorró y tantas otras nanas. “Yo vi llorar a dios” y “Las penas del alma”. También
canté al amor y “Por qué te fuiste pa” Inventé aquel “Manos de muñeca” que aún
suena en la niña que llevo dentro. Boleros, folías, derrotas. “Qué cantan los
poetas”. Mercedes Sosa, Pablo Milanes, Pimpinela, sí a ellos también. Escuché a
Tchaikovki, Lizst, Mozart, Zimer, Zamfir, Cortazar, una lista casi infinita. Fui
perdiendo el sentido, pero quedaron en mi memoria grabados por siempre. Lo sé,
estoy segura, están ahí. Cada guitarra, violín, percusión, viento, todo, está
ahí. A veces me revuelve la sangre escuchar nuevamente y ser tan consciente. No los alcanzo. Se perdieron para
siempre y solo queda el eco de los sonidos del fondo del mar cuando aguantas la
respiración; a veces un placer, otras una tortura. Hace años dije; para lo que
hay que oír, de un modo desenfadado e irónico, por poco hasta me convenzo
de ello, pero no es cierto, no se acostumbra una. Agradezco tener memoria y la
fortuna de poder escuchar a cada rato sin que suene la música. Como ahora.
jueves, 29 de diciembre de 2016
JARABE DE PICO
El mayor de mis esfuerzos fue olvidar aquel “cosa de locos".
Ya libre de todo sentimiento
viene usted a fastidiar mi calma,
con esa capacidad de envenenarme de música y poesía.
Sepa que buscaré el antídoto. No es la primera vez que seré
adicta a una presencia y carente de oportunidad.
No sé si adivina su ego mis intenciones.
Sepa también que estoy
lista para conquistarle.
Que llevo años lamiendo mis codos en cada caída.
Confiese al menos que nuestras miradas se han reconocido
y no es cosa de
locos, o al menos, ahórreme el bochorno
y diga que me
equivoco.
Rosy Robayna (28/12/2016)
lunes, 26 de diciembre de 2016
Viaje en guagua al pasado.
Mi hermano dice que todos
los nombres de antaño terminan con un
respetuoso “…ito, …ita”.
Le conocí en el
asiento especial para personas de movilidad reducida, embarazadas, en fin, ya
saben a qué asiento me refiero si alguna vez viajan en guagua. Cada día a la misma
hora él ya estaba dentro. Nunca le pregunté de dónde venía o el fin de su viaje.
Solo tenía seis paradas para contarme con detalle que vivió las dos guerras, el
hambre, el trueque, los piojos, o la disentería, con detalles tan bien
relatados que a veces me daban ganas de saltarme la rehabilitación o que un
atasco nos diera más tiempo de charlar. Tenía noventa y seis años y si bien me
fijé en sus ojos verdes más de una vez, la mirada se me perdía en sus manos y
aquellos callos cansados que frotaban su barbilla, constantemente, cuando hacía
una pausa para recordar no solo el día, sino la hora, el olor o la sensación de
cada instante. Antoñito: hoy me acordé de usted al ver el asiento vacío.
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Ser o no ser
¡Atrévete! Deja de imaginarlo:
Lo que te sale más caro
el mejor de tus errores
quizás la segunda piedra
la que más te doliera
el erre que erre
el otra vez he vuelto a caer.
Ser el peor de tus males
la equivocación por excelencia
el antes de tu santa paciencia
la perdición más grave
el vacío que se deja
el caer en las redes
la que más te doliera
el erre que erre
el otra vez he vuelto a caer.
Ser el peor de tus males
la equivocación por excelencia
el antes de tu santa paciencia
la perdición más grave
el vacío que se deja
el caer en las redes
tu estúpida manía de volver a intentarlo
La importancia de un segundo
Cuando la vio sintió que era alguien del pasado, muchas a las que amó. Aparecieron sin más en sus recuerdos cada detalle de aquellas pocas veces que pensó estar enamorado. Seguramente lo
estuvo. Ella tenía lo mejor de cada una de las otras. La miraba detenidamente y
se entusiasmaba con su mirada… saber que existía. Sin embargo tuvo que fingir
que la apartaba del pensamiento al comprobar que estaba cómoda en otra vida.
Siempre pensó que su destino sería llegar demasiado tarde.
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