lunes, 15 de enero de 2018

Creciendo

A dónde se fue mi inocencia y todos sus abalorios.
A dónde fue a parar la niña de fuego, apagada por la lluvia, echa un charco que pisotean los niños en sus juegos, seca por soles de rayos engañosos.
De lo aprendido aprendí, que nunca explota el chicle en la cara si no soplas.
Que puedes soltar el globo cuando quieras.
Que por chuparte los dedos no dura más el algodón de azúcar.
Que la tapa del yogur te puede cortar la lengua.
Que quien dice la última palabra es el primero que calla.
Que nunca estoy sola porque hay una desconocida aquí que llora buscando mi consuelo, a la que le susurro con voz de hada –sigue adelante- y de la perreta se queda dormida en su territorio.


domingo, 7 de enero de 2018

El destino de las miradas

Nuestras miradas se cruzaron como dos tontas desconocidas que no podían apartarse por más que lo intentaron. Tus ojos subrayados con agua y sal parpadearon. Mis párpados no querían cerrarse y ya sabemos lo que pasa ante eso. Yo venía de otra cama como un animal herido y tú estabas agotada de intentar dominar ese refugio que hiciste en el rincón de la tuya. Nos quemó tanto la impaciencia que en aquella orilla, solo se escucharon las olas de nuestras manos revoloteando por nuestros cuerpos. Dos bocas rotas de sal se emborracharon a besos mordiendo las rocas, rozando entre algas sus mariposas. Fue ahí donde sucedió todo, a la orilla de tu nueva vida, amándonos como locas hasta que bajó la marea, y luego amaneció.

martes, 2 de enero de 2018

Año nuevo, misma vida


<<Es costumbre despedir a la bestia como si de un héroe se tratara. Brindas salud ante todo, mientras el eco de la calderilla resuena en un bolsillo vacío. A las doce volverás a ser quien eras buscando la luz entre quimeras. Odias todas las cosas que se suspendieron por exceso de deseo. Puede que el destino sea una coartada sigilosa, la excusa perfecta de lo que nos depara. Ignoras el futuro y escoges el amor como alternativa>>. 

-Estaba deseando verle desaparecer y que el verdugo cumpliera su cometido sin clemencia, sin compasión. Era culpable de toda crueldad y sonreía como un viejo e inocente anciano, desde los cuartos, recibiendo vítores como aquel César de la era tardorrepublicana, y como César iba a terminar. Recordado, repudiado, pero jamás olvidado, porque dejará fechas de no natos, finados y nuevos miembros de la sectaria enfermedad. Claro que nadie es consciente de que su sucesor, lleva su misma sangre.

Foto de Saro Gutiérrez Cárdenez

"Es"

Yo escribía para ti y era como echar alcohol en mis heridas. Solo querías mi amistad y tenía que quedar claro. Más claro que en mi poesía que por contraposición y viceversa, se entiende a conveniencia de cualquier corazón.  No era un castigo por marcharme. Era la vida. No podía ser de otra forma. El juego consistía en; pierde quien se enamora antes… y casi me acostumbré a perder polvo a polvo.
“Si no soy yo, será otro” dijiste al  despedirnos y a mi vuelta, exhalé a quien perdí y nunca tuve, sin un atisbo de resignación. No dejaste que me fuera lejos como yo quería y  me alejaste lo suficiente para que me quedara. Así me convertí en esa otra que te espera… siempre un minuto más tarde. Cerraste todos los caminos y dejaste una senda que atravesé, sola; esperanzada a la ida y sola; dolorida a la vuelta. Te quedaste lejos, tan lejos que todo se quebró frío y con sabor a poco. Tan poco que  ni este corazón pequeñito se llenaba; ni tú te decidías teniéndolo claro ni yo quedaba satisfecha tras decidirme. Cualquier indicio de volver al lugar del que partimos lo desechabas con eso de “Tranquila chiquilla mía. Si no soy yo será otro”, entornando tus labios para volver a nombrarla y recordarme que ya lo habíamos pactado y eso es lo que había…

Hace unos días comencé a escribir para otro, y vas y me dices, que los castigos no son siempre merecidos, que me gusta echar alcohol en tus heridas. -Tranquilo chiquillo mío. Si no eres tú “es” otro. Así que déjame mostrarte mi imperiosa gratitud y decirte que la contraposición y el viceversa, no solo funcionan en poesía. 

martes, 26 de diciembre de 2017

Mi hombre

Yo creía que me gustaban todos los hombres  y si bien no tenía, todavía, prototipo, siempre he diferenciado a un tipo, de un tío y de un hombre. Hoy reconozco que no me gustan todos ¡Qué cuernos! Me gustan los que son limpios sin rayar el asco. Sin tatuajes, pero no hago ascos. Los que se atreven a equivocarse y quedarse rojos, el que huye la mirada al principio, pero no se da cuenta que su reojo le delata. Que le guste leer y escriba algún día algo para mí. Que no sea más guapo que yo, pero sí más interesante. Fuerte pero delicado. Sensato pero con un toque de locura. Que me abrace cuando lloro aunque no sepa el porqué y se deje abrazar por el mismo motivo. Que no le importe que lleve tacones ni me pinte o vaya despeinada y que jamás me diga que qué es eso que tengo en estos días en la cara. Que sepa lo que me gusta, lo que me hace reír, lo que me da miedo…Que cuando susurre mi nombre me dé un vuelco la tripa (Rosa…) Que no le haga falta preguntar si utilizo preservativo –que lo dé por sentado-. Que se deje olisquear y cierre los ojos cuando lo hago. Que sepa a café cuando le beso y a sexo cuando hemos terminado.

Cancelled

Cancelan mi muerte por morderme la culpa
 << Yo ya me había hecho a la idea>>
me delató la cara de tristeza, y cansancio, por ser más hombre que cualquier hombre
por ser más mujer de lo que nadie espera.

Cancelan mi muerte por sensatez extrema ya que nadie  espera a la que nunca espera
y no se echa en falta lo que no se desea. No sé si es un castigo que cancelen mi muerte
<<Nimeimporta>>

Ahora que no me doblego ante nada, me veo a la cola de los que antes llegan. No esperaba otra oportunidad, estaba lista para partir, ya que nunca fui domesticada.
Cancelan mi muerte por ser como soy; ni sé si es un premio o estoy sancionada, y mientras…

 escribiré lo que siento porque me da la gana.

sábado, 23 de diciembre de 2017

El misterio de la sangre

Me he pinchado un dedo. Presiono con los dientes y sangro una sencilla gota que nadie cata.

Observo su rojo amapola, su rojo cereza, su rojo llanto… Me he pinchado y no ha sido con el huso de una rueca ni con la espina de una rosa, tampoco hilvanando pañales. Me he pinchado y nadie mima mi dedo diciendo <<curasanaculitoderana>>. Por si a alguien le interesa; estoy bien... solo me he pinchado un dedo para ver qué pasaba. Y no, no pasa nada.