Me han tratado toda mi vida como una resta extraña
que suma impedimentos a mi vida laboral –mí, me, misma, conmigo-, y a la
pirámide de Maslow, que arrastro por ser
mujer, de la que no he pasado de los primeros peldaños. La fórmula perfecta
para conseguir igualdad es, la suma de impedimentos más-menos, la resta de
oportunidades, multiplicada por las normas nuevas, -en las que tropiezas
durante toda tu vida laboral-, y las
condiciones logarítmicas que se sacan de la entrepierna ciertos empresarios –así no te sale la fórmula ni de coña-. Un
disparate matemático que te jode emanciparte del círculo de la frustración de
ser mujer/menstruación/embarazo/esclava/discriminada/sexo débil… y un largo
etcétera.
Estudié lo
que pude y como pude porque no nací con poder económico ni en un lecho familiar
de vida acomodada, pero estudié. Busqué trabajo y por ser mujer me rechazaron
bobocientas veces; por ser demasiado joven; por no tener experiencia; por tener
una carga familiar e incluso por no pertenecer a ese grupo de madres solteras
de la época. Trabajé en condiciones precarias y por un mísero suelo –con y sin
seguro-. Era mi mísero sueldo, que yo intentaba estirar para seguir adelante,
pero se iba al menos infinito antes de cada fin de mes. Recuerdo que me dispuse
a pedir una ayuda, especial para mujeres con carga familiar, pero no había
cumplido los treinta. Luego cambiaron la edad y se me había pasado. Como ven
los números no son siempre los adecuados. También se me pasó la ayuda secreta
de los cuarenta y ahora espero a la de los cincuenta. Nunca tengo la edad
apropiada según la FIFO de la Administración ni para cursos remunerados. El último
rechazo fue por tener demasiados estudios para acceder a dichos cursos –ay que
joderse-. Ahora a mi casi medio siglo, la mala salud no me permite seguir dando
fruto y soy de las que se quejan del 0.25. Cierto que hay una diferencia
notable entre lo que teníamos antes y tenemos ahora, pero sigue sin cuadrar, y
por más que sumes jamás dará el resultado deseado en la variable, porque
siempre aparece una jodida resta (restar es sumar un opuesto) y la igualdad no
cuadra si no se aíslan las variables.