Poseo el tenedor más limpio de mi cocina. Era lo único que
había en el fregadero desde antes de ayer o yo qué sé. He mirado al suelo solo
un instante, un doloroso y jodido instante
y se me ha hecho la tarde. Así que me he puesto las pilas y en tan
grande arrebato de querer olvidar, limpiar y limpiar y limpiar y no perder el
tiempo, mocho en la mano derecha, goma en la izquierda, me propuse limpiar toda
la casa y borré todo lo que escribí. La goma quedó en mis labios mientras mis
dedos jugaban con esas virutas que se esparcieron como cenizas al mar por todo
el escritorio. Puede que pasado mañana me dé por barrer las que cayeron al
suelo, pero primero voy a pasar el lápiz
por encima del relieve que quedó en la libreta. Mierda de goma. Ni sé qué hora
podrá ser…hace calor… y tristeza… y ya amanece.
viernes, 17 de agosto de 2018
El sexo de las palabras
Mira que no me gusta escribir ñoñerías, pero fue verte y buscar corriendo apresurada palabras que mal sonaran, para no caer en la tentación, pero el bocado de atún pasó de tu boca a mi boca y me sentí atrapada. Ahora entiendo un poco lo que es estar cuerda y menos chalada, que la realidad nos fulmine, como haces conmigo, en el buen sentido de la palabra, y la palabra toma la palabra y cada palabra es otra. Quiero llamar Escalectrix al recorrido en mi vientre, que ya mariposas murieron en mis curvas estrelladas, cuando en realidad el vértigo de tus manos y tu lengua me provocan, a jugar entre tus piernas, sin mis gafas de intelectual redomada, con la visión clara y el espesor que nos convoca. Mira que me juré no ser de esas poetas que desnudan a la luna dejándola colorada, para que se oculte en mi almohada mientras tú me deslumbras retorcido entre mis muslos estrujándome las nalgas.Y mira que aborrezco que esta partitura en letras me descubra consagrada, asonante o convocando, en aquella Mesopotamia, al sexo de nuestras palabras, que timbran en mi oído coquetas, eróticas, sucias y hasta macabras, mientras jadeo pidiendo más y me rindo cuando se acaban.
RETO Nº 33 Construir un relato con las palabras Mesopotamia, Gafas, Atún y Escalectrix
jueves, 16 de agosto de 2018
TAN CORTÉS
Malamente
empezamos –pensé-, pero por cortesía no le dije nada y por cortesía trajo la
botella, y seguro que por cortesía o por pensar que era una broma no dijo nada
a mi respuesta cuando le invité a cenar y me preguntó si traía algo y yo le
respondí que una cruz y una estaca…se lo tomaría a broma porque apareció con
una botella de vino de Tenerife y ni rastro de lo que le pedí.
También me dijo que no tenía en realidad mucha
hambre mientras me daba un beso con sabor a cola cao -groso error no lavarse los dientes, no soporto a un hombre sin higiene dental, y otras malas higienes-. Pero yo tenía un hambre increíble. Me devolvió el libro “Los Navegantes” –sin leerlo, eso se nota-. Me lo pidió con la excusa de volverme a ver en realidad. Un libro de tantos que está en ese grupo -último estante a la izquierda junto al álbum de fotos de familia-, en los que seguro que lo poco que sé de la vida ya está contenido en ellos y bien redactado.
hambre mientras me daba un beso con sabor a cola cao -groso error no lavarse los dientes, no soporto a un hombre sin higiene dental, y otras malas higienes-. Pero yo tenía un hambre increíble. Me devolvió el libro “Los Navegantes” –sin leerlo, eso se nota-. Me lo pidió con la excusa de volverme a ver en realidad. Un libro de tantos que está en ese grupo -último estante a la izquierda junto al álbum de fotos de familia-, en los que seguro que lo poco que sé de la vida ya está contenido en ellos y bien redactado.
Abrió la botella de vino y se me hizo la boca agua. Casi se me notaban
los dientes afilados y el aliento a fiera. Pero preferí esperar. También por
cortesía. Puse música en mi viejo tocadiscos; un solo de piano de Michel Legrand - I
will wait for you. Ya había pensando cómo terminar mi larga muerte, esa misma
noche y con su ayuda, y qué BSO sonaría, pero él encendió el ordenador y
dispuso del ratón a su antojo diciendo que yo no entendía de música, que estaba
anticuada y qué mejor que la bachata de Romeo para amenizar la velada. Sin
cruz y sin estaca me sentí perdida, desolada. Él no me había entendido y quizá
por cortesía no se lo dije ni el preguntó. Entonces le miré; desprevenido y
falto de reflejos, balanceándose en mitad del comedor, tendiendo su mano e
invitándome a bailar, con el ratón del PC aún en las manos. Abrí el cajón de
las mantelerías, tomé la pistola cargada con dos balas de plata y me acerqué a
la bestia sin apartar la mirada, y con la sangre fría, y por cortesía…lo besé.
domingo, 12 de agosto de 2018
PORTARETRATO
La que habla sin pensar.
La adicta a las almendras
La del grano mensual.
La que vuelve a tropezar.
La mendiga del por qué.
La que busca la gracia a la desgracia.
La Princesa del dónde.
La que grita; ¡Joder!
La mujer con disfraz de mujer.
La que no sabe qué ponerse.
La que se cuela en las prisas.
La de mariquita el último.
La del dios nos asista.
La que huye de los espejos.
La de las pecas en la espalda.
La de las cremas eternas.
La del “coño” y “no me digas”.
La escapista de la envidia.
La que se enamora hasta las trancas.
La que camina por el bordillo.
La que olvida el sin salida.
La reina de las cosquillas.
La que escucha con paciencia.
La del sálvese quien pueda.
La que adora la vez primera.
La que hace saltar
alarmas.
La inspectora de mis caídas.
La que da
vuelta a las vueltas.
La que opina lo contrario.
La que tirita por un beso.
La que olvida depilar sus piernas.
La del nunca en la primera cita. ¡Ja!
La que siente lo que siente
aunque sean pequeñeces
La sencillamente complicada.
La normal. ¡O qué te crees!
La ausencia de mi sol
Hay una playa en la que casi nunca sale el sol. Si así fuera
sería perfecta. La pasean los solitarios en todas las versiones en las que
querer estar solo, o un rato, se convierte en una imperiosa necesidad y en la
que sin saber el porqué se sienten plenamente acompañados.
Es el lugar donde estás
a salvo del ruido, del desamor, de las viejas batallas, de las cotidianas
guerras. Donde se aclaran las ideas, donde la tristeza desaparece, donde el
aire te llena, donde los pies se descalzan y se desnudan las mentes. Donde la
imaginación se desborda y también se presiente, que se estaría bien viviendo en
ella… si no fuera porque casi nunca sale el sol. Tan apartada del mundo que muchos querrían quedarse para siempre pero
siempre terminan marchando. Dicen que nunca se olvida y alguna vez en la vida se termina olvidando. Y juramos, ¡juramos volver!… pero nunca se regresa.
viernes, 10 de agosto de 2018
Nosotras
Lo que pasa es que a las chicas como nosotras nos mata la razón y nos puede el corazón. Nos dejamos invadir por cualquiera dispuesto a besar nuestra piel de colmena y miel. Nos volvemos loquitas cuando nos asalta la idea de un algo nuevo por venir, como una supernova y nos ataca la risa floja. Nos lanzamos sin pensar en una fecha de caducidad. En si perderemos otra vez o por una podremos ganar. También nos ataca la risa floja al perder y después de levantarnos desgreñadas al atardecer, recogemos la chatarra y tras una minuciosa separación, para un buen reciclaje porque aspiramos a un mundo mejor, la tiramos a la basura. Entonces a esa piel que se vuelve tan loca, le ponemos una camisa de fuerza… y al nuevo amor de nuestra herida lo olvidamos con una perreta, unas copas y vamos a refugiarnos al santuario de nuestras locas amigas. Hartas de coleccionar motivos por el que echar de menos con contrato indefinido y excusas del porqué nos dejan rotas, malheridas, con la rabia en pedazos, con el alma partida y al filo de la derrota... arrancamos del diccionario todas las palabras, y efectos secundarios, que signifiquen amor…o idiota.
Para mí sola
Yo haría lo que fuera:
Ahuyentaría al coco.
Le encendería una luz.
La vestiría de princesa.
Le curaría sus pupitas.
Jugaría a las casitas.
Le permitiría dos perretas.
Le sonaría los mocos.
Yo haría lo que fuera:
Aunque me comiera poco.
Jugaría al escondite.
Me haría la encontradiza.
Evitaría sus pucheritos.
Secaría sus lagrimitas.
¡Pero el osito se queda!
<<laquieroparamísola>>
Que no me quite mi puesto
ni a la hora del cuento
ni a la hora de dormir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)