En el coche ya chirreaban los tornillos del trasto ese que
ponen para que te agarres en las curvas. Me costó soltarlo. Yo iba callada,
pero mugiendo como una vaca sintiendo que las contracciones ya no tenían
espacios de descanso, maldiciendo a quien dijo que si respiras y te calmas es
más llevadero. Cuando llegamos al
hospital eran las seis y media de la tarde. Diez minutos después ya había
nacido. No tengo mucho que contar porque diez minutos te dan la vida, o te la
pueden quitar. Diez minutos en que hasta yo me quedé asombrada cuando dijeron
no empujes, ni se te ocurra, y ella salió sola sin molestar a nadie. Enredada
en el cordón como un mariachi y sin resuello creí perderla, pero fueron cosas
mías. Todo estaba genial y lo sigue estando. Diez minutos para volver a amar
como nunca nadie amó antes. Alexandra; mi amor; Reina de vida: Feliz 22
cumpleaños.
lunes, 18 de noviembre de 2019
Con ellos.
Ellos no se dan cuenta. No tienen por qué. Recogen todo y
por primera vez será sin yo imponérselo. De repente el orden es un caos. Puede
que digan que ya volverán a por el resto o que lo tires, o lo regales y aún así te cabrees porque después de todo, es
tu trabajo deshacerte de los trastos que no se llevan. Sin embargo… lo acomodas
por la casa, estirando para que parezca que cada objeto, por pequeño que sea,
ocupa el enorme vacío que dejan. La muñeca de Sofía, el walkman de Alex, el
mapa de Julián… ¿Por qué algo que debería hacerme feliz me duele tanto? Brindo
por su partida como brindé, y volveré a brindar, con ellos sus logros,
superaciones e incluso tristezas de las que aprendieron. Brindo por mí que lo
he logrado coño… por el espacio enorme que tengo para mí solita, por todas las
horas que no pasaré buscando una camiseta preferida, peinando muñecas, haciendo sus deberes, escuchando esa
música moderna que me vuelve loca, y ahora pongo bajito para sentirme
acompañada. Brindo por el jodido silencio que me gano en recompensa, y el espacio
que lleno con la mirada en espera... por si regresan.
jueves, 31 de octubre de 2019
Siempre
Siempre la estoy observando. Como una cría feliz
revisando cada obra de la pinacoteca como si fuera la primera vez que la ve.
Tan dulce. Tan vuelco en mi corazón de nevera. Tan sola.
Siempre la
estoy rechazando. Me dio igual su te quiero. No le importaban las migajas que
barría como un tesoro acabado de encontrar en las nubes. Estaba tan sola.
Siempre la estoy olvidando. Dejaba abierta su ventana y la puerta trasera. Agradecía
todo aunque todo lo que le di le doliera. Así no se sentía tan sola.
Siempre me estoy odiando. Tanta comprensión, cariño
y ternura... Si la intuía feliz, sin mí,
la buscaba para que volviera. Por si estaba sola.
¿Te acuerdas de mí?
Recuerdo que hice mío el instante; el lunar del final de tu escote
cuando nos presentaron. Te dije que desde ese día iba a suprimir de tu vida
todo aquello que no te hiciera reír. Soy hombre de palabra. Recuerdo, que cuando
quise darte el primer beso, robado, por
impulsivo chocaron nuestras cabezas y me llamaste loco perdiendo la oportunidad.
Tu miedo a pisar el acelerador en aquel BMW escandaloso de motor, y de color, que
abandonaste a mitad de la carretera en Mesa y López. Y cuando te cantaba My Way,
Nesun Dorma, Perdóname… y te quedabas lela, con los ojos a punto de lágrimas. Jamás
entenderé cómo convenciste al taxista para que se viniera a desayunar con
nosotros a la cafetería del Materno porque era el único sitio abierto a aquella
hora de vuelta a casa, y como discutimos llegando a la conclusión de que fui yo.
Cuando te dije que tenía un diario escrito en papel higiénico y te dio un
ataque de risa y aproveché ese instante para al fin decirte te quiero, pero no
lo escuchaste porque ya estabas medio sorda -¡joder!-, desde ese momento sería tu motivo de todos los
días para recordarme, dijiste que ni de coña lo olvidarías que ahí no entraba
el suprimir…-¡jo-der!-. Cuando me presenté adornado con un collar de chorizos
de Teror en la discoteca y tú pusiste cara de esto no puede estar pasando. Reconozco
que me dio vergüenza el estado de mi cuarto en aquel garaje donde lo hicimos
por primera vez oliendo a chorizo. Tú levantaste mi falda de canaria con apuro
y yo dejé caer tu vestido con solo tirar del lazo de tu cuello, y resultó que
yo también temblaba. Ya no me importó hacerlo en todos aquellos sitios donde poder
quitarte la ropa con tal de sentirte pegada a mí. La de cenas, cines, teatros y
partidas de dardos que dejamos a mitad.
¡Qué buenos recuerdos! Nunca nos dijimos adiós. Fue un hasta
siempre, cariño; My Way, Nesun Dorma, Perdóname… Te quiero. Te quiero. Te quiero.
Y tú, mientras
escribes utilizando más que nunca la tecla suprimir… ¿Me recuerdas?
13/10/2018 D.E.P
miércoles, 30 de octubre de 2019
TANTOS DE BESOS
Le imagino de cerca, tan cerca, que huele a hombre y ya me
sabe a hombre. Ni se lo imagina pero yo, dejo volar la imaginación y será
perfecto, nada torpe e intenso. Será el beso por excelencia, el beso suave, intenso y potente con la más dulce de
las fuerzas. Será el mejor de todos, el último de tantos de esos, el
primero que más deseo desde el último
que ni recuerdo.
¿Y si no es el inolvidable, o pero aún el que más recuerdo?
<<Que un mal beso no es negociable>>>...
¿Y si cuando me acerque no encajo y si se va patas abajo y
se hace una cuesta arriba porque es un saco de babas o una lengua muerta o la
peor de las salivas? << ¡Ay, que soy de arcada fácil y una mujer difícil
y me arrojo toa! (disculpen pero hay expresiones que no merece
rima)>>…buf…
¿Y si la lengua se vuelve loca y me vuelves loca y es el
mejor de todos y luego se acaba?
¿Y si me besa y prefiere mi frente y va de tipo decente
cuando en realidad es un idiota?
¿Y si no quiere que yo quiera y cuando él quiera no quiero y
es un nunca para siempre.
Venga, a ver quién lo hace primero: O me besas y me matas, o
te mato entre mis letras que mi boca no sé, pero mis dedos cuando quieren son
veneno entre las letras.
Tú decides... si me
besas y acierto o te beso y aciertas.
DE NOVELA
Cada noche leo novelas de amor. Me pregunto por qué la
prefiere a mí. Luego paso a las de terror y es ahí donde planeo creerla muerta.
Tocarla ahí medio bien. Hacerla pedazos. No preguntarle si duele, si quema…y tirarle
lejía a la cara y hacerla llorar. Como cualquiera…como tú.
viernes, 25 de octubre de 2019
Mi hombre
Yo creía que me gustaban todos los hombres y si bien no tenía, todavía, prototipo, siempre he diferenciado a un tipo, de un tío y de un hombre. Hoy reconozco que no me gustan todos ¡Qué cuernos! Me gustan los que son limpios sin rayar el asco. Sin tatuajes aunque vengan al caso. Los que se atreven a equivocarse y quedarse rojos, el que huye la mirada al principio, pero no se da cuenta que su reojo le delata. Que le guste leer y escriba algún día algo para mí. Que no sea más guapo que yo, pero sí más interesante. Fuerte pero delicado. Sensato pero con un toque de locura. Que me abrace cuando lloro aunque no sepa el porqué y se deje abrazar por el mismo motivo. Que no le importe que lleve tacones ni me pinte o vaya despeinada y que jamás me diga que qué es eso que tengo en estos días en la cara. Que sepa lo que me gusta, lo que me hace reír, lo que me da miedo…Que cuando susurre mi nombre me dé un vuelco la tripa (Rosa…) Que no le haga falta preguntar si utilizo preservativo –que lo dé por sentado-. Que se deje olisquear y cierre los ojos cuando lo hago. Que sepa a café cuando le beso y a sexo cuando hemos terminado.
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