Mamá fue la primera en invitarme a un té imaginario. Papá a caminar derecho. Aun truenan los pasos de aquellas botas como un claxon molesto en la madrugada, como tronaban las lágrimas que caían sobre mi taza de té imaginario, como sigue resonando el instante en que una pandilla de enchaquetados tocaron a la puerta concediéndome el honor de ser el hombre de la casa. Mamá agarró mi mano izquierda con fuerza y me dijo que me pusiera derecho. Jamás volvió a invitarme a una taza de té.
jueves, 7 de febrero de 2019
martes, 5 de febrero de 2019
Ya ves.
Un libro de viajes,
una pera, una entrada para el Museo Vaticano y un cenicero con un dios maya...
Hoy se
subió una mariposa en la guagua. Entró por la puerta trasera. Nunca me han
gustado. Ya ves.
Las flechas duelen a la izquierda, los nudos
van al cuello, la locura a la cabeza y las cosquillas, las cosquillas bajaron
de la guagua por la puerta trasera camino de la librería.
Froté la pera contra el pantalón como si
fuera el mejor método para su limpieza antes de morderla leyendo en aquel banco.
<<A en punto abrirá. >> “Suelo ir media hora antes”-dijo.
Leí una y otra vez aquella historia
sobre las historias del mundo, como si así pudiera conocerle más. Poco a poco
me iba desinflando, sin ilusión, pasando cada hoja con desgana acariciando la
entrada para el Museo Vaticano que jamás
utilizó como separador. Le conocí en un momento estúpido en que armada con un paquete de azúcar le
escuché atontada. Él preguntaba qué se hace en el super cuando encuentras un
paquete de azúcar desangrándose por los cuatro costados y yo tomaba su tarjeta
aceptando sin más una cita.
Cierro el
libro. Tomo notas para que la media hora no se haga eterna:
La pera
carnosa cambia de color y comienzo a tener mis dedos azules. Mientras los
observo intentado entrar en calor pienso que las tiendas abren y que nadie
lleva un café en vaso gigante de plástico, que nadie tropieza con las
carretillas cargadas de mercancías… y los chat siguen presentándose como; la
primera vez que entras… Noches enteras hablando y hablando, escribiendo con
precaución las respuestas, sacando a la investigadora privada que llevo dentro
desde lo del paquete de azúcar. He comenzado a ver futbol con otros ojos. De
repente cosas que no me gustaban comienzan a gustarme. Habló y habló de
Venezuela, y a mí los solitarios me aburren. ¿O me aburrían? Hablamos de
ciencia, de PI y sus tres coma catorce besos cuadrados. De qué fue primero, si
el libro a la historia. ¿Inventamos y luego sucede? Si no le ha sucedido al
escritor, ¿cómo puede un Verne conocer el centro de la Tierra? Quién jamás se
ha enamorado, ¿puede escribir sobre amor…nos guardarán rencor los mayas por
plasmar a sus dioses en un cenicero?
<<
¡Calla!>>
Ya abren,
pero han vuelto a cerrar. No está. Acaban de poner un cartel de mierda de
cerrado por duelo.
¿Y si le
llamo? ¿Y si llamo y no responde?
Hoy se
subió una mariposa en la guagua por la puerta trasera. Yo entro por la de
siempre y me siento como un ser o no ser que se supone tener los pies en el suelo pero con ganas de llamar
al cielo, pero ahí ni a cobro revertido ¿verdad? Aunque creo que si lo intento
lo pagaré caro.
He
adoptado a la mariposa. Ya ves.
domingo, 27 de enero de 2019
Miedo al miedo
Alguna vez te recordé pero no te eché lo suficiente de
menos. Mira que el amor no revive a los muertos aunque te devuelva el eco y
retumbe en un sentido único latiendo a tu lado.
Hay cosas que quiero que sepas; primero y por último, que he
sido feliz sin ti. Que me he vuelto adicta a las metáforas y por lo que veo, tú sigues siendo el Rey de las indirectas. Sobre
ellas podría escribir cien vidas, como quiero hacerlo sobre tu pelo negro
rayado por el tiempo, o esa seguridad que tienes que me hace temblar cuando me abrazas de la manera que he esperado
siempre y todo hace clic en nuestra piel si yo escribo en tus labios y tú me lees en la
lengua. Solo tú has sabido que mi punto g está en el oído y yo que el tuyo está
haciendo manitas con mis poemas justo ahí, entre tu espalda mi pared.
Así que desde hoy me
reto a que “si algo me da miedo lo haré con miedo” Tú me lo das, y aunque me tiembla
el pulso donde me custodia el eco, ni siquiera
quiero disimularlo.
domingo, 13 de enero de 2019
Quién se atreve
Nunca aprendí a rendirme aunque otra cosa es estar rendida. Mira:
deberías salir corriendo y no quedarte a correrte pensando que somos un para
siempre que jamás se olvida.
Cielo: no quieras que
mi corazón vacío juegue a quererte, ya que nadie vendrá a salvarte sin hurgar
antes donde más te dolía. Te advierto que no estoy ni preparada ni lista ni
dispuesta. Pero, tú mismo. No olvides que un “pero” desmonta cualquier
argumento, o perdón, o excusa que comience por lo siento, marcando una equis en
cualquier vida. Lo siento -pero lo siento-, por dar un salto mortal y jugármela
cuando la red es la herida.
viernes, 11 de enero de 2019
Odio
Odio los poemas de amor escritos en presente
siempre me encuentro en los pasados
llorando con los futuros tan ausentes.
Odio los poemas llenos de besos y caricias
y ¡te quieros! y ¿me
quieres?
Y odio ¡Odio! los poemas faltos de odio
tan llenos de esperanzas por si vuelves.
domingo, 6 de enero de 2019
Reencuentro
¡Ay! Ya estoy acostumbrada a esas palabras. Será mejor
comenzar de cero. Sí de cero. De cero porque ya no somos ni por asomo lo que
fuimos y tendré que conocerte antes de que pases tu brazo por mi hombro y me
susurres al oído <<Esta es la nuestra>>
No volverás a
conmoverme si me cuentas tus veinte primeros años, y ya no quiero saber qué
paso todo este tiempo. Tendrás que hacerlo diciendo qué sientes cuando pierdes la mirada en el lunar del final de mi escote
y por qué te cuesta tanto fijar la vista en mis ojos para acabar en mis labios.
Ya no soy la chica que bailaba en la pista observando cómo tu copa siempre
llena se rodeaba de invitaciones de otras. Ni la que perseguías por los bares para
luego terminar en la playa faltos de ropa. Como ya te digo, estoy acostumbrada a
esas palabras llenas de mentiritas por si toca lo que toca. Por eso prefiero -y
me gusta- empezar de cero.
Te lo pondré difícil que es como te gustaba y ahora a mí se
me antoja.
Ya que regresas con la culpa entre los labios,
prefiero esperar a que el primer beso sea en el bar de siempre y por una vez, puede
que me acostumbre y nos tomemos juntos la siguiente.
sábado, 5 de enero de 2019
Bandera blanca
¿A qué lugar se vuelve cuando queda pendiente la herida?
¿Y cuándo se olvidó lo bueno para convertirse en mierda?
¿Por qué un <<te espero aquí>> mira al suelo sin saber si alguien les cree o
regresan?
¿Adónde va el amor a rendirse cuando lo parten en dos enteros y a ninguno les encajan las piezas?
¿En qué momento dos daños se convirtieron en extraños?
Una batalla de quieros les ganó la guerra perdida
y en la despedida
gritan sin ser escuchados
<<eres el amor de mi vida>>
quedando escrito en dos vulgares esquelas.
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