Aléjate todo lo que puedas. Sigue
fingiendo indiferencia. Ensancha tu orgullo del que eres esclavo.
Te hará falta más que fingir que
no te quiebras y francamente, llámame ilusa o terca pero…no habrá distancia que procure
esa cura, el temor del que te aquejas.
El olvido no será veloz, ni el antídoto ni el remedio tener conciencia. Ve.
Inténtalo. Ya sé la respuesta, pero no olvides que en el olvido, tienes la
sentencia.