De golpe, como de
golpe apareció, he sacado la flecha lamiendo como una zorra, letra a gota,
aullando rota y de un solo quejido – que si te fue fácil darte por vencido-.
Sigo buscando en
algún otro desconocido, que no tenga una
lista en la que no se permiten los celos a menos que broten de ti. Una lista de
caprichos anotados que reza, en rojo y bien subrayado; no te enamores de mí.
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